jueves, 23 de julio de 2015

Renuévate

Renuévate
Hay ocasiones en que nos sentimos desalentados y casados de leer la Biblia, no voy a negar que también me pasó, sin embargo más adelante te das cuenta que en realidad necesitas alimentarte y renovarte.
“...yo intento leer la Biblia, me gusta pero me aburro, y lo que logro entender es poco”.
¿Qué hay de bueno en leer la Biblia?
“... esto es lo que pasa cuando tú lees la Biblia. Tal vez no puedes entender o recordar todo, pero cuando la lees, te cambiará el interior. Esa es la obra de Dios en nuestras vidas. Para cambiarnos desde adentro y lentamente transformarnos en la imagen de Su Hijo.”
"... tal vez estés lleno de equivocaciones, tropiezos, pecados que deseas dejar atrás y solo lo lograrás al aceptar que Jesucristo pagó por todo esto y que gracias a Él tienes una nueva oportunidad. La Palabra de nuestro Dios es la que nos limpia de nuestro pasado
“Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. Juan 15:3
Que este nuevo comienzo que Dios te permite renovar tu interior y tu espíritu para tener la valentía de hacer lo que antes no te animabas a realizar, para bendecir a quienes lo necesitan y sobre todo para cumplir tu propósito aquí en la tierra.
Medita en su Palabra, alimenta tu espíritu y no la sueltes en ningún momento, pues ahí está la fuente de vida y todas las respuestas a las pruebas que se presentarán.

Crea en mi oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mi”  Salmos 51:10 

lunes, 20 de julio de 2015

Como recién nacido

Como un recién nacido...

Nadie puede decir que no tiene un pasado que lo atormenta, solo aquellos que han aprendido a empezar de nuevo…

Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Ezequiel 36:26

Solamente quiero recordarte que Dios hace nuevas todas las cosas, es verdad que en la vida lo único que recibiremos son las consecuencias de nuestras acciones, sin embargo, no tienes que seguir torturado por el pasado, hoy Dios quiere darte otra oportunidad, quiere quitar el corazón que se te ha estado enfriando para darte un corazón nuevo, y ayudarte a superar esas consecuencias,
No recordéis las cosas anteriores ni consideréis las cosas del pasado. Isaías 43:18

¿Sabes que es lo lindo de un recién nacido? ¡Que no tiene pasado! ¡Sí! Y es así como Dios quiere que continúes este nuevo año, como un recién nacido, que no recuerdes, ni consideres el pasado, y para eso, lo único que tienes que hacer es volver a los brazos de Dios con un corazón arrepentido, siendo sincero y con el compromiso de empezar de nuevo con todas tus fuerzas.

Y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad. Efesios 4:24

A todos nos cuesta empezar de cero, porque nuestro presente es consecuencia de nuestro pasado, sin embargo, nuestro futuro será consecuencia de nuestro presente, por lo tanto, ya no tomes importancia al pasado, busca ser semejante a Dios, a vivir en justicia, santidad y verdad desde ahora, haz nuevos planes y metas para este nuevo año, porque ¡Dios quiere empezar de nuevo contigo!


domingo, 19 de julio de 2015

Todo lo puedo en Aquel que me fortalece

Todo lo puedo en Aquel que me fortalece
Una nueva mirada al versículo más amado de las Escrituras1


A mediados de los 90’ me llevé una gran sorpresa. Tenía en mis manos la versión en griego del Nuevo Testamento y busqué mi texto favorito desde mi niñez. Creo que ese mismo texto es el preferido de muchos cristianos. Me refiero a Filipenses 4:13. Ese versículo, con toda su simpleza, fue el que fortaleció en muchos momentos de debilidad material, espiritual y emocional. Esas palabras me motivaron a salir adelante con la firme convicción de que Cristo era quien permitía que todo pudiera salir bien, pues Él me fortalecía. Pero al leer el texto en la versión griega, me di cuenta que el título “Cristo” no aparecía, tal como en mi versión Reina-Valera 1960 lo decía. En su lugar, el texto griego arrojaba un pronombre: “quien” o “aquel”. En un principio sólo vi esa diferencia como una curiosidad bíblica y en mis conversaciones posteriores sólo me inclinaba a decir: “¿Sabías ustedes que en el texto griego de Filipenses 4:13 la palabra Cristo no aparece?”. Eso causaba en mis oyentes el mismo asombro que me causó a mí la primera vez que lo leí. Pero todo quedaba allí, en el anecdotario bíblico. Con el correr de los años y al ver profundizarse mi experiencia con Dios, ese texto ha sido cada vez más valioso para mí y ahora quiero compartir algo de lo mucho que he descubierto desde entonces.


Lo primero que llama la atención es que, al parecer, Pablo no sólo está hablando de Cristo en este texto (tal como las traducciones más famosas lo dejan ver. Por ejemplo, la Traducción en Lenguaje Actual lo vierte así: “Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones”), sino más bien pensaba en toda la Divinidad. El texto paulino dice, literalmente: “Todas las cosas puedo en quien/aquel que me hace fuerte”. Ese “Aquel” bien podría referirse a Cristo, como lo sugiere en 1:14. Pero también podría referirse al Padre, como lo dice claramente en 2:13, o al Espíritu Santo, tal como lo expresa en 1:19.
Ahora bien, de acuerdo al testimonio de Pablo y los demás apóstoles del Nuevo Testamento y también al testimonio de los profetas en el Antiguo, es toda la Divinidad la que está preocupada de nuestro bienestar y de fortalecernos en los momentos de necesidad. Veamos.



Todo lo puedo en el Padre que me fortalece
El Antiguo Testamento da cuenta de un momento muy angustioso para el rey David, tanto así que la gente hablaba de apedrearlo. Todo el pueblo estaba amargado a causa de sus hijos y de sus hijas, sin embargo “David se fortaleció en el Señorsu Dios” (1 Samuel 30:6, TLA*). En un salmo, el rey exclamó: “Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios! (Salmos 62:7, NVI*). Y en otro salmo agregó: “Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna” (Salmos 73:26, RVR60*).
En otro momento de apretura, nuevamente las Escrituras atestiguan que David “se fortaleció más y más, porque el Señor Dios Todopoderoso estaba con él” (2 Samuel 5:10, NVI*). Y de igual manera, “Salomón, hijo de David, consiguió fortalecer su reinado con la ayuda del Señor, que aumentó muchísimo su poder” (2 Crónicas 1:1, DHH*).
En el período tras el exilio, cuando se reconstruían los muros de Jerusalén, tanto Esdras como Nehemías fueron fortalecidos en su labor por el Padre celestial. El testimonio de Esdras fue el siguiente: “Así fui fortalecido según estaba la mano del Señor mi Dios sobre mí, y reuní a los jefes de Israel para que subieran conmigo” (Esdras 7:28, TLA*). Y la oración de Nehemías decía: “Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos” (Nehemías 6:9, RVR60*).
El mensaje del Señor a los profetas era de continuo un llamado a ser fortalecidos con su presencia. “No temas –le dijo a Isaías-, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10, TLA*). Y agregó: “Yo soy el Señor, y no hay otro; fuera de mí no hay ningún Dios. Aunque tú no me conoces, te fortaleceré” (Isaías 45:5, NVI*). La vida del profeta fue enriquecida con este mensaje de tal forma que afirmó: “Dios me formó desde antes que naciera para que fuera yo su fiel servidor, y siempre estuviéramos unidos. Para Dios, yo valgo mucho; por eso él me fortalece” (Isaías 49:5, TLA*).
De igual manera, la promesa dada a Israel por boca de Zacarías era: “Porque yo fortaleceré la casa de Judá, y guardaré la casa de José […] Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová” (Zacarías 10:6, 10, RVR60*). “Yo fortaleceré a mi pueblo, y en mi nombre avanzarán sin miedo. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será” (Zacarías 10:12, TLA*).
En el Nuevo Testamento, la fortaleza dada por el Padre está atestiguada por los apóstoles Pablo y Pedro. Pablo afirmó que el Padre “puede fortalecerlos a ustedes conforme a mi evangelio y a la predicación acerca de Jesucristo” (Romanos 16:26, NVI*). E instaba a la iglesia diciendo: Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10, RVR60*). Y la seguridad de fortaleza está prometida por Pedro cuando afirma que “el Dios de toda gracia, que en Cristo nos llamó a su gloria eterna, los perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá después de un breve sufrimiento” (1 Pedro 5:10, RVC*).

Todo lo puedo en el Hijo que me fortalece
En su discurso a los habitantes de Jerusalén en el Pórtico de Salomón, el apóstol Pedro también dio testimonio de la fortaleza que viene de parte del Hijo de Dios. Hablado de un hombre cojo que fue sanado por el poder del Hijo, Pedro afirmó: “Y por la fe en su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien veis y conocéis; y la fe que viene por medio de Él, le ha dado esta perfecta sanidad en presencia de todos vosotros” (Hechos 3:16, LBLA* Todo lo puedo en Aquel que me fortalece; énfasis en el original).
Por su parte, a los cristianos de la iglesia de Colosas, el apóstol Pablo les hablaba con toda seguridad acerca de la fortaleza que recibía en su ministerio de parte de Jesús: “Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí” (Colosenses 1:29, NVI*). Y a la iglesia de Tesalónica, el apóstol les mostraba sus buenos deseos diciendo: “Deseamos que el Señor Jesús los ayude a amar a los demás, así como Dios ama a todos, y que les dé su fortaleza para resistir en medio del sufrimiento” (2 Tesalonicenses 3:5, TLA*).
El mismo apóstol, en sus cartas a Timoteo, su hijo espiritual, le manifestaba su gratitud por la fuerza recibida de parte del Hijo de Dios en su ministerio. Él escribió: “Doy gracias al que me fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me consideró digno de confianza al ponerme a su servicio” (1 Timoteo 1:12, NVI*). De igual forma animaba a su joven discípulo amonestándole con las siguientes palabras: “Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1, NVI*).
Y el apóstol Juan en su visión de la iglesia militante, exclamó: ¡Aquí se verá la fortaleza del pueblo santo, de aquellos que cumplen sus mandamientos y son fieles a Jesús!” (Apocalipsis 14:12, DHH*).
Es Cristo, el Hijo de Dios, la fortaleza de su iglesia, tal como lo fue el Padre para el pueblo de Israel antes de la primera venida de Cristo a este mundo.

Todo lo puedo en el Espíritu Santo que me fortalece
Finalmente, en el Nuevo Testamento se manifiesta con la misma claridad la fortaleza que el cuerpo de creyentes recibía de parte del Espíritu de Dios en el cumplimiento de su misión y en la confirmación de su llamado como hijos de Dios. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, Lucas, el médico amado, afirma: “Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo” (Hechos 9:31, RVR60*).
Del mismo modo, el apóstol Pablo deseaba para su amada iglesia la fortaleza que viene de parte del Espíritu Santo. A la iglesia en Roma les escribió diciendo: “Deseo verlos para impartirles algún don espiritual, a fin de que sean fortalecidos” (Romanos 1:11, RVC*). Y a los de Éfeso les amonestaba: “para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16, RVR60*).
También a su hijo Timoteo le recordaba: “Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana” (2 Timoteo 1:7, TLA*).

Todo lo puedo en Aquel que me fortalece
Las Escrituras dan testimonio fiel de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es Aquel que nos provee de fuerzas para enfrentar el día a día, con todas sus vicisitudes. Él es Aquel que nos fortalece en nuestros momentos de necesidad y debilidad. Él es Aquel de quien dieron fiel testimonio los profetas, los discípulos y los apóstoles. En Aquel fueron fortalecidos y caminaron seguros.
Imaginemos una iglesia que avanza militante siendo fortalecida en su misión por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esa iglesia sin duda será muy pronto la iglesia triunfante. Aquel que está presto a recibir esa fuerza espiritual será parte de la multitud de fieles que alzarán sus brazos para recibir al Señor en su venida.
Imaginemos a cada creyente avanzando sin temor siendo fortalecido, animado y motivado por el Padre, el Hijo y Espíritu Santo.
Quiera Dios que cada uno de nosotros avance en su andar rumbo a la Canaán celestial fortalecido por el brazo poderoso del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, empoderados por Aquel que nos fortalece con el poder de su fuerza. Que nuestra consigna sea: “Todo lo podemos en Aquel que no hace fuertes”

Versiones de La Biblia:
         TLA   Traducciòn Lenguaje Actual
         NVI   Nueva Versiòn Internacional
         RVR60         Reina Valera Revisada 60
         DHH  Dios Habla Hoy
         RVC   Reina Valera Contemporanea

         LBLA La Biblia Latino Americana
1Víctor A. Jofré Araya (2015). Magíster © en Educación Religiosa. Actualmente se desempeña como Inspector General del Colegio Adventista de Arica, Chile. Se le puede escribir a victorja@gmail.com

miércoles, 10 de junio de 2015

SOLO POR GRACIA


SOLO POR GRACIA
El continente se mantiene alejado de la gula.
El que es pobre voluntario, de la avaricia.
El silencioso, del modo de hablar. 
El casto, del amor al placer.
El puro, de la fornicación.
El que se basta a sí mismo, del amor por el dinero.
El manso, del tumulto.
El humilde, de la vanagloria.
El que se somete, de la contienda.
El que reprocha, de la hipocresía.
Del mismo modo, el que ora se mantiene alejado de la desesperación.
El pobre, del deseo de tener muchas posesiones.
El confesor de la fe, de abjurar; y el mártir, de la idolatría.
¿Ves cómo toda virtud que se practica hasta la muerte no es otra cosa que la abstención del pecado?
Pero abstenerse del pecado es obra de la naturaleza,
no un precio a pagar para recibir, en compensación, el Reino.

ORA CON CALIDAD


Ora en todo momento,
ora en todo lugar... (1 Tesalonicenses 5:16-18)
Es muy importate la catidad, pero sobre todo, la calidad de tu oraciòn.
... la oración tiene que ser doble: uno es activo
y el otro es contemplativo...
... como sucede también respecto del número:
lo inmediato es la cantidad,
pero el significado es la calidad.

martes, 2 de junio de 2015

Dios es bueno


 
Dios es bueno, exento de pasiones o cambios. Si se considera como razonable y verdadero que Dios no está sujeto a cambios, no se entiende cómo Él se puede alegrar con los buenos, despreciando a los malos, encolerizarse con los pecadores, y luego, si se le rinde culto, tornarse propicio. Hay que decir, sin embargo, que Dios ni se alegra ni se enfurece, porque alegría y tristeza son pasiones; ni tampoco se le puede rendir culto con dones, porque esto significaría que Él puede ser conquistado por el placer. No es lícito juzgar bien o mal al Divino en base a las realidades humanas. Dios es solamente bueno, hace solamente el bien, no daña nunca, porque tal es su naturaleza. Si nosotros somos buenos a semejanza suya, nos unimos a Él. Si por no tomarlo como modelo, nos tornamos malos, nos separamos de Dios.

La voluntad de Dios




El hombre razonable, que reflexiona sobre su comunión y su relación con Dios, no amará nunca nada de lo terrenal o mezquino: tiene su intelecto vuelto hacia las cosas celestes y eternas. Éste conoce cuál es la voluntad de Dios: salvar al hombre. Y tal deseo es para los hombres causa de toda cosa buena y fuente de bondades eternas.

Nuestro testimonio como cristianos


Reflexiones de fe ha añadido una foto nueva. 

¿Qué valor le das a tu relación con Cristo?


Haz que Jesús sea el "Señor de tu vida"
"SI CONFIESAS CON TU BOCA QUE JESÚS ES EL SEÑOR..."(Romanos 10:9)
Ser cristiano tiene dos partes. La primera, aceptar a Jesús como tu Salvador. La segunda, mucho más difícil, hacer de Jesús tu Señor, -el jefe indiscutible-.
Todos tenemos un ego demasiado grande que quiere estar en control y esa parte tiene que ser crucificada a diario.
La crucifixión es una de las muertes más dolorosas que existen, porque se muere muy despacio y con un dolor intensísimo.
Mientras tu ego siga respirando, se levantará y luchará por el control.
Cuando haces de Jesús el Señor de tu vida le entregas el control en tres áreas:
1) es Jesús, y no tú, quien decide dónde ir;
2) es Jesús, y no tú, quien decide el precio que hay que pagar;
3) es Jesús, y no tú, quien decide la persona que vas a llegar a ser.
Si quieres saber cuál es el costo de hacer de Jesús el Señor de tu vida: ¡te costará todo lo que tienes! (Mateo 13:45-46)
Aquí está la pregunta:
¿Qué valor le das a tu relación con Cristo?
La salvación es gratis, pero hacer de Jesús el Señor de tu vida demanda rendimiento absoluto a Él.
¿Estás listo para hacerlo? ¿Estás dispuesto?

El amor al dinero


Es necesario que pongamos todo nuestro celo en eliminar de nuestra alma la raíz de todos los males que es el amor por el dinero, porque sabemos con toda certeza que, si permanece la raíz, las ramas brotarán sin dificultad.
Y continuamente deberemos tener ante nuestros ojos el incierto momento de la muerte, para que el Señor nuestro no se nos acerque cuando no lo esperamos y encuentre nuestra conciencia manchada por el amor al dinero.
Él nos dirá, entonces, lo que en el Evangelio dijo al rico: ¡Necio!, esta noche misma te será pedida tu alma; lo que has preparado, ¿para quién será? (Lc 12:20).